miércoles, 15 de abril de 2009

Capitulo XXII

Capitulo XXII: ¡Sorpresa!

No tardamos mucho en alejarnos de mi casa, me pidió que les avise a mis padres que no iba a llegar muy tarde, pero que no me esperen para cenar, ya que no quería dejar la sorpresa inconclusa. Definitivamente debíamos hablar de eso, ya que el hecho de nunca saber el lugar al cual me iba a llevar, lograba ponerme un poco nerviosa, pero el solo hecho de permanecer a su lado calmaba un poco la ansiedad. Intente sacarle algunas pistas sobre nuestro destino, pero no logre mas que un "ya veras". A los pocos minutos de reconocer las calles por las que nos encaminábamos, me sorprendió con una bajada en lo que seria una ruta descampada. No me asustaba en absoluto el lugar, solo le temía al horario, y que deberíamos regresar con la luz de la luna, lo que no calmaba mis nervios. Alcanzamos una velocidad bastante alta para lo conocido por mis ojos, nunca había visto a nadie conducir así, ni siquiera a Edward. En poco tiempo nos encontramos frente a una entrada a lo que seria un camping, o algo similar a un barrio privado. Pero más allá del deslumbramiento por aquel lugar, algo más llamo mi atención. Mi bolso no dejaba de emitir sonidos y vibraciones que nos sobresaltaron a ambos, era mi celular avisándome de que alguien me necesitaba en la línea. Rápidamente metí mis manos en aquella bolsa mágica, ya que allí podría encontrar cualquier cosa que quisiese. Enseguida lo tuve en mis manos, pero algo hizo que mi corazón se detuviera y la respiración se acelerara a un ritmo que no había experimentado hasta entonces. Al abrir el pequeño móvil, la pantalla indicaba con letras luminosas que la persona que necesitaba hablarme era Ed.
- Em, por favor, detente un segundo y baja un poco el volumen de la música!-le grite casi desesperada. Al oír mi voz exaltada hizo lo que le ordeno y permaneció en absoluto silencio. - Muchas gracias- Le sonreí casi intentando ser amable
- Hola?- Pregunte casi ingenua, aunque ya sabia con quien me encontraría del otro lado.
- Bella mi amor! ¿Que es lo que esta pasando? ¿Donde estas?- Sonaba mucho mas exaltado que mi pedido de ayuda hacia Em.
- Ed, no puedo hablar ahora, estoy en mi casa, pero mis padres me quieren con ellos ya que hace tiempo que no estamos juntos. ¿Porque? ¿A pasado algo?- Inquirí simulando estar preocupada, aunque debía admitir que en cierta manera lo estaba.
- No, es solo que...no lo se aun...pero algo ha cambiado...puedo...presentirlo... ¿Recuerdas? Es como si mi vida...no lo se Bella...es algo raro.- Claro que lo recordaba, es mas, todavía me debía un par de respuestas, pero en esos momentos no tenia intenciones de solicitarlas. Por otra parte, Emmett me hacia señas con las manos preguntándome si todo estaba bien, le respondí con un pequeño okei con los dedos, y le pedí que me esperara un segundo.
- Porque no hacemos algo, cuando termino esta pequeña reunión con mis padres, prometo llamarte, y mañana nos veremos para hablar sobre el tema, ¿Te parece bien?- Aunque mi pregunta había sido para mi llamante, los ojos de Em se abrieron de par en par y empezó a sacudirme entre sus brazos con cara de suplica.
- Por favor Bells no. No quiero que te veas con el- Me susurraba casi para que le lea los labios. Con mi mano libre le tape la boca con un dedo y le guiñe un ojo para que se tranquilizara. La voz de Edward se escucho otra vez.
- Esta bien, no me gusta mucho la idea, pero supongo que tus padres te necesitan, ya que las voces se oyen hasta aquí, nos veremos. - Estaba molesto, triste, decepcionado. Por esa razón, supuse que me colgó el teléfono y me dejo hablando con los sonidos de fondo.
- Emmett, escucha, se que no te agrada la idea, pero debo hablar con el, debo darle algunas explicaciones, y el también me las debe a mi. Por favor, como te escogí a ti, en su momento lo escogí a el, y se merece de mi parte algunas aclaraciones, por eso también debo pedirte otro favor.- Me miro como queriendo entender. – Necesito que mañana no estés a mi lado, ya hable con Jazz y el me recogerá por la mañana, llegare con el, así no tendré que darle explicaciones a nadie, y tampoco será tan chocante para Ed, por favor, puedes concederme ese pequeño deseo-
- No, no y no! Por favor Bells, no me hagas esto, no puedo estar alejado de ti, te necesito a cada instante, y no soportaría el hecho de verte con otra persona- Creí ver que de sus hermosos ojos comenzaban a brillar algunas lagrimas.
- Amor, escucha- La sola mención de aquella palabra saliendo de mis labios y dirigiéndose a el, suavizo el ambiente y calmo sus nervios. – Se que es difícil para ti, pero también lo fue para mi tomar esta decisión, y no quiero pensar en que me estoy arrepintiendo…-
- Jamás vuelvas a decir eso me oíste- Casi me grito desalmado
- Bueno entonces demuéstrame que no me equivoco, y déjame aclarar las cosas con el, para que podamos estar juntos. Para mi fue muy complicado elegir entre ambos, estuve a punto de no escoger a ninguno, pero por alguna razón estoy aquí contigo yendo a algún lugar desconocido en plena noche. ¿Puedes, por favor, como agradecimiento, dejarme hablar con el?- Sus ojos se cerraron por un minuto y luego volvió a abrirlos, ya sin lagrimas en ellos. Me tomo de la mano y con la otra acaricio mi rostro.
- Esta bien, pero solo será mañana, promételo. Te dejare aclarar las cosas, solo porque te quiero demasiado y quiero que las cosas entre nosotros estén bien. Pero no me hagas sufrir mas, si es necesario que en el estudio estemos alejados, lo comprendo, también para mi seria doloroso verte con el y saber que lo has elegido, pero al menos déjame pasar a recogerte, y si quieres entramos separados, para que nadie sospeche…- Lo callé con un beso y mis brazos lo arrestaron en un abrazo con toda la fuerza que pude sacar.
- Te quiero, sabes?, y creo saber porque te elegí, pero ahora debo pedirte otro favor mas…-
- ¿Otro? ¿Acaso no te alcanza con tener que compartirte?- Me soltó de golpe y se tiro hacia atrás.
- Quiero mis sorpresa! Esto de la intriga me esta matando!- Al escuchar mis palabras volvió a saltar sobre mi y me volvió a abrazar sin dejarme escapatoria.
- Eres increíble- Me soltó nuevamente, esta vez para colocar las manos en el volante y seguir nuestro camino.
A medida que nos íbamos introduciendo en aquel descampado, mi cerebro intentaba deducir hacia donde nos dirigíamos, pero al parecer, no encontraba solución alguna.
- Amor por favor, me estas matando, dime a donde vamos- Le suplique entre sollozos
- Y tu me estas matando a mi cada vez que pronuncias esa palabra con tu boca, pero no te diré nada, es una sorpresa.
- Debo aclararte que me desagradan las sorpresas…
- Lo se, por eso es que las hago, de esa manera no podrías negarte desde un principio y tendrías que aceptar- Me sonrió tan calidamente que mi mente se nublo y mis sentidos escaparon por el vidrio del Clío.
El camino se iba haciendo mas angosto a medida que nos adentrábamos en el, y de a poco, algunas casas parecidas a pequeñas cabañas, iban apareciendo una al lado de la otra. Aproximadamente unas cinco cuadras mas adentro, las casas estaban una pegada a la otra, enfrentadas por una pequeña calle de adoquines, que transitábamos ya en baja velocidad. Todas eran iguales, me sentía en un pequeño cuento de hadas, como si todo eso no fuera real, como si aun no me hubiese despertado de alguna siesta de la tarde.
- Prométeme que no entraras a los gritos cuando te diga a donde vamos- Me pregunto casi tímidamente
- Prometo no hacerlo si me lo dices antes de llegar, así podré salir huyendo- Le sonreí tan notoriamente como para que no dudara ni un segundo sobre aquella opción.
- Recuerdas el hotel en el cual tuvimos nuestra…ehmmm…cita por así decirlo-
- Ajam- Asentí con la cabeza
- Recuerdas que te dije que pertenecía a mis padres- Volví a asentir. – Bueno…esto…es que…no solo poseen ese cuarto de hotel…sino que también…eh…bienvenida a mi hogar de vacaciones amor- Y señalo una cabaña que desencajaba en el estilo de las demás, ya que esta era tan grande como el cuarto de hotel, y ocupaba el lugar de seis de las normales.
- Oh…mi…dios- Abrí la boca tan grande que pensé que mi mandíbula caería al piso. - ¿Cómo…cuando…COMO?
- Tranquila amor…es que…mis padres…tienen un pequeño…negocio familiar…mi tío y mi padre pegaron suerte con una cadena hotelera que recién iniciaba y ahora…bueno, no solo son dueños del cuarto, sino de todo el hotel, y tienen varias “sucursales” en el país- Sonaba avergonzado
- Pero, ¿Por qué no querías decírmelo?- Lo mire tan fijo que tuvo que apartar la vista para no tirarse sobre mi
- Porque tenia miedo de que pienses de que por ser…hijo de personas….adineradas…no seria lo mismo-
- Querrás decir que tenias miedo de que me interese por ti por tu dinero?- Casi me bajo del auto al terminar de hablar
- Amor estas loca! Nunca pensaría una cosa así de ti, me avergüenzo de haberte hecho sentir eso, es solo que no estoy acostumbrado a tratar con gente, y de veraz tenia miedo. Todos mis amigos, es decir compañeros, pertenecen a este mismo negocio, y sentía que no me aceptarías por ser así, pero te juro que mi hogar es mucho más pequeño, no me gusta lo lujoso, es solo un pequeño departamento cerca del estudio. Si aun sigues queriendo estar conmigo, prometo llevarte algún día-
- Emmett, realmente me asombras cada día mas, eres fascinante!- Me abalancé sobre el y bese su boca con furia. – Pero no entiendo cual es la sorpresa…-
- No te preocupes, no te llevare a esa mansión, no me agrada en absoluto, lo único que me encanta de este lugar es esto- Se bajo del auto, que previamente había estacionado, y me abrió la puerta para ayudarme a bajar. Me tapo los ojos con las manos, como ya había hecho antes, y me empezó a empujar suavemente por un camino irregular. Comencé a sentir pasto sobre mis pies, y cuando nos detuvimos, el viento golpeaba en mi cara como una noche de invierno. Me saco la mano de los ojos, pero me encontraba de frente a el, que me miraba fijo. Me giro suavemente e inclino mi cabeza hacia arriba. Era hermoso, definitivamente nunca en mi vida había visto algo así. El cielo despojado de todo tipo de conexión por cables, libre de palos de luz, y de los faroles de las calles. Era un pequeño campo abierto, como si estuviésemos tocando las estrellas con los dedos.
- Amor…esto es…hermoso-
- Y todavía no has visto nada- Me encamino hacia delante, ya que yo seguía con la vista clavada en el cielo, tuvo que guiarme nuevamente. Más alejado todavía se encontraba un pequeño telescopio clavado en la tierra.
- Me lo regalo mi madre cuando era niño, y desde entonces, vengo cada fin de semana para observar el firmamento.
- No puedo creerlo. ¿Puedo ver?- Inquirí tiritando, ya que me encontraba sobre expuesta al frió

-Por supuesto, para ello te traje aquí, pero primero déjame darte esto- Me ofreció su campera. – No quiero que te congeles antes de comenzar- Coloco el abrigo de algodón sobre mis hombros y nos concentramos en mirar a través del telescopio.