Capitulo IV

Capitulo IV: Caracterización

Todos estábamos dispersos en nuestras nubes de fantasías, cuando el director nos tomo por sorpresa. Empezaríamos a grabar esa misma tarde, teníamos hasta el mediodía para que nos preparen. La película iba a ser grabada desde el principio y en ese orden, ya que jugaban con el hecho de que al no conocernos, el odio vampirico seria mucho mas real. Nos dirigimos hacia el lugar en donde nos transformarían en nuestros personajes predilectos, la mía iba a ser mucho más tediosa que la de los demás, tendrían que taparme el rubio descolorido del cabello para lograr el aspecto ideal. Nos llevaron a todas hacia una habitación que simulaba ser una peluquería, Rose solo debería peinarse, ya que su rubio era mucho mas natural que el mío, y no necesitaría arreglo alguno, su cabello era lacio, perfecto en todos sentidos, le llegaba un poco menos de la cintura, donde terminaba en pico i con unas leves ondulaciones. Alice solo debería recortar un poco y amoldar su no tan corto y negro cabello en forma de picos levantados suavemente con un poco de spray. Definitivamente Esme era ella sin más, decidieron solo llevarla a maquillaje para ahorrar tiempo. En esos momentos solo lograba preguntarme que habían visto los jueces en mi, que no vieron en las demás, definitivamente tendrían menos trabajo. Me sentaron frente a un gran espejo lleno de luces dicroicas, y un hombre alto de apariencia juvenil comenzó a desenredar mi cabello i separarlo en fracciones pequeñas para que la tediosa tarea del teñido resultara mas fácil. Comenzaron a untarme con una sustancia espesa que yo conocía muy bien, solo que esta ves no envolvieron mis cabellos en papel aluminio para generar los mechones mas claros. Todas se reían de mi apariencia, lo que llamo la atención de los chicos Cullen y Jacob, por lo que corrieron hacia donde yo me encontraba para clavar su mirada en mi, y hacían gestos de asco con la nariz, ya que debía admitir el olor era nauseabundo. Emmett me jugaba sus mejores bromas, y Jasper trataba de calmar los ánimos, pero en ese momento nada funcionaba. Alice bromeaba con sus ojos como si acabara de ver el futuro
- Bella! Quedaras azul! – Exclamaba entre carcajadas, no podíamos parar de reír.
- Por mas que te pongan lo que te pongan yo seré la mas hermosa- Exclamaba Rose en tono jocoso, era obvio, no hacia falta que lo aclare, nunca quedaría a su altura.
Todos se reían conmigo, es decir, todos se reían de mi, pero no me importaba, era el único momento que no me importo que se rieran de mi, era feliz en ese lugar, por primera vez me sentía a gusto. Solo había una cosa que faltaba para que fuera perfecto, no encontraba a Edward por ningún sitio, lo que me llamo mucho la atención.
Cuando el muchacho que se había ocupado de mi cabello me dio el okay, salí disparada a maquillaje, casi no tuve ni tiempo de mirarme en el espejo para ver como había quedado la versión morena de mi. Al llegar a la silla en la cual debía permanecer un par de horas para que pudieran arreglar mi rostro, lo vi entre los brazos de una de las maquilladoras, era tan hermoso, no entendía que era lo que necesitaban arreglarle a esos rasgos faciales, simplemente eran perfectos. Cuando la maquilladora se corrió de su frente, me vio por el espejo, al percatarse de mi mirada, desvió la suya al suelo, y sin pensarlo dos veces cerro los ojos. ¿Qué le había hecho?¿Estaba enfadado por algo?¿O se tomaba muy en serio su papel?. Me levante de mi silla para dirigirme hacia donde se encontraba, y con mi natural tono de timidez me limite a saludarlo.
- Hola Edward! Es un gusto conocerte!- Si, definitivamente había sonado un poco desesperada, es que no tuve control de mis palabras, salieron como atropelladas por mi boca, casi exigiéndole que me mirara.
- Lo siento, me tengo que ir- Se incorporo en un rápido movimiento y se perdió en el set. No lo note hasta un par de minutos mas tarde, ya que me había quedado obnubilada por su voz, sonaba como si me estuviera cantando una opera de perdón. Intente seguirlo con la mirada, pero ya era demasiado tarde, ya no estaba allí, hasta su aroma había tenido tiempo de esfumarse.