Capitulo XV

Capitulo XV: Hora del almuerzo

A través del ventanal de vidrio que se situaba en la parte posterior de la cocina en aquella cabaña, divise un perfecto bosquecito, lleno de flores de magníficos colores, árboles que adornaban y enmarcaban perfectamente el lugar. Tenía la extraña sensación de estar soñando, pero los brazos fríos de Edward a mi lado me recordaban que no era así. Abrió una de las hojas del ventanal para que pudiéramos cruzar. Afuera, el perfume a campo inundaba el aire, cada centímetro estaba cubierto por un aroma que llegaba sin problemas a mis sentidos.
- Creo que no te gusta estar en lugares atestados de gente, por eso te traje aquí, pero si no te gusta podemos...
- Podemos nada!, este lugar es perfecto, y me conoces bastante bien, prefiero estar a tu lado, y no rodeada de personas a quienes no conozco ni tengo intenciones de hacerlo- Termine la frase y me beso la coronilla
- ¿De donde la sacaste? Es decir... ¿Como...?
- Es mía, la compré hace unos años, no me acostumbro a vivir en la cuidad, por ello todos los fines de semana vengo aquí, a descansar de la gente, los ruidos y de los humanos.
- ¿Y porque me traes, si lo que quieres haces es descansar?
- Porque nunca querría ni podría descansar de ti- Mientras hablábamos saco una manta del bolso y la coloco en el suelo, formando un cuadrado perfecto. Sobre ella coloco una canasta de picnic, no me había percatado de ese elemento hasta que lo vi allí por primera vez.
- Realmente te has pasado, si tu objetivo era alcanzar a Emmett, debo confesarte que van cabeza a cabeza- Lance una carcajada, pero al parecer mi comentario no le hizo gracia.- Lo siento, no quise…-
- No te preocupes, es solo que…me da…estoy…-
- ¿Celoso?- Esa palabra sonaba rara aplicada a el
- No, no es eso, tengo miedo de que salgas corriendo, no estoy del todo seguro de si caíste en cuenta de lo que soy. Tengo miedo de que cuando aterrices de tu nube de fantasías, no quieras volver a verme…-
- Nunca, nunca jamás vuelvas a decir eso!- No hacia falta levantar tanto la voz- Te quiero a ti, y ya caí de mi nube, y esto no es ninguna fantasía, por lo que mas quieras Edward, no me arruines el día de campo. Entiendo perfectamente lo que eres, y no por eso voy a huir de ti, por alguna razón que al parecer no comprendes estoy aquí, y no pienso desaparecer. Seria yo la que tendría que temerte, después de todo, ¿No piensas abandonarme para dejarme sola por mi propio bien, y me obligas a tirarme de un acantilado?-
- No, no pienso abandonarte, te lo juro por mi eternidad- Se tiro encima mío y me estrangulo en un abraso.
Luego de un rato, se desprendió de mí, y saco de la canasta todo tipo de aperitivos, todos perfectamente ubicados en la manta, parecían un catering de salón.
Sin pensarlo tome una pequeña porción de algo que parecía una papa frita y la metí en mi boca, estaba exquisita
- Oh Edward, esto si que esta delicioso, ¿no vas a probar?
- No gracias amor, ya comí- Esa frase me indico lo que seria mi segunda pregunta, no me había dado cuenta de que no le había preguntado lo mas importante.
- ¿Puedo saber que?- Soné un poco aterrada, pero no era así.
- Pensé que nunca me preguntarías eso, me ibas a obligar a lanzarme a tu cuello para que pienses en ello- Un escalofríos interrumpió el hilo de mis pensamientos.- Solo antes de contestarme, debes prometerme una cosa-
- Lo que quieras amor, solo dilo-
- Prométeme que por lo que mas quieras, al finalizar de oírme no saldrás corriendo asustada, por favor júramelo!- Debía resaltar una cosa, ambos estábamos asustados, no de lo mismo, pero el olor a campo había desaparecido y estábamos inundados de temor.
- Lo prometo-
- Bella, no soy un monstruo, por favor créeme, es lo único que necesito. He intentado mil veces alimentarme de animales, pero no sacian mi sed, y por el contrario me incitan a mas- Fijo la mirada en mi rostro para detectar algún rastro de temor, pero no halló nada, pues estaba bastante tranquila, todo el temor yacía dentro, no debía mostrare debilidad. – Tampoco mato personas, no soy un asesino, pero debo confesarte que si me alimento de ellas-
- No comprendo…
- Yo tampoco lo haría, es algo raro, por ejemplo, tu comes animales, pero no los matas ¿verdad?- Quería contestarle que amaría ser vegetariana por esa razón, pero sellé mis labios y solo asentí. – Cuando te alimentas, el animal ya esta muerto, por lo que tu no los vez sufrir, y tampoco eres una asesina, pues no necesitas de la vida para saciarte.- Seguía sin comprender nada. – Yo hago algo parecido, si me alimento de personas, es decir de su sangre, pero trato de concentrar mi dieta en personas muertas, tal como lo haces tú-
- Es decir, ¿buscas personas muertas para alimentarte?
- Algo así. Todas las noches voy a los hospitales o sitios en los cuales se que encontrare lo que estoy buscando. Trato de cerciorarme de no morder sus cuellos, para no dejar marcas, me centro en la parte posterior de los codos, o en las rodillas, en sitios poco comunes de verificar.
- Oh…Eres especial sabes-
- No soy especial, sigo siendo un asesino, solo trato de ocultarlo, no me considero nadie para decidir cuando acaba la vida de alguien como lo hicieron conmigo.-
No sabia que contestarle, me había shokeado su confesión, creo que hubiese sido mas fácil aceptar que se alimente de personas vivas.
- solo por curiosidad, ¿Nunca has matado a nadie?- Mi pregunta pareció molestarle. – Lo siento amor, no quise…-
- Esta bien vida, tienes derecho a saberlo. Si, he matado personas, pero no sin un motivo antes.-
- Amor, sabes que eres muy complicado de entender- Esboce una sonrisa que al parecer lo calmo.
- Mate asesinos, personas que no se merecían vivir, personas que jugaban con las vidas de otros, personas que no tenían razón por la cual seguir respirando-
- Eres un justiciero!- Seguí manteniendo mi sonrisa.- Ahora contéstame algo, ¿Por qué motivo pensaste que podría huir de ti?
- No soy un justiciero, pero esta bien si quieres considerarlo así, levantas mi autoestima.- Contesto mi sonrisa y se levanto de la manta
- ¿A dónde vas, es que tu piensas huir de mi?
- No, contestare tu otra pregunta, el porque deberías huir-
- A si, ¿Y porque tendría que?
- Por esto- Se abalanzo sobre mí y me alzo en el aire buscando mi cuello para besarlo con frenesí. Me sostuvo en el aire unos minutos y luego me arropo en sus brazos como a un niño pequeño. Mire sus preciosos ojos dorados y me perdí en la nebulosa.
- No dejas de sorprenderme cada día mas sabes- Intente acercar mi rostro al suyo, para sentir sus labios en contacto con los míos, pero inmediatamente me bajo al suelo y se sentó a mi lado.
- En otra oportunidad Bella, otro día será-
- No entiendo como puedes contenerme de no beber mi sangre, pero no puedes besarme!-
- Amor, no te olvides, de que por más que tenga una par de décadas más que tú, sigo siendo un adolescente con hormonas. Mi cuerpo se congelo en los 18, y allí se va a quedar por siempre, no puedo evitar no sentirme atraído físicamente por ti, y no quiero arruinar tu vida solo por perder el control-
- Pero puedes controlarte, por favor-
- Bella, no. Veremos mas adelante, ya probamos mucho por hoy-
Me limite a sonreír, solo para no dejar que su estado de ánimo cayera al suelo. Me recosté y mire el cielo, despejado de nubes. A mi lado, el se recostó también, el sol daba justo en sus brazos, y por mas de que la temperatura calentara el ambiente, su piel al tacto seguía tan fría como siempre. Apoyé mi cabeza en su pecho, y deje que las horas pasaran.