Capitulo XVI: Sexto sentido
El sol se puso por el este, o quizás fue por el oeste, nunca supe cual era la diferencia, y en ese momento no me importo averiguarlo tampoco. Fue desapareciendo de a poco por entre los árboles, y junto a el, se fueron también mis peores miedos. Ya no había nada mas que temer, solo había una cosa que me hacia feliz, y era tener a Edward a mi lado, pero todavía me hacia falta algo, respuestas. A pesar de que había pasado la tarde recibiéndolas, aun necesitaba más.
- Amor, será mejor que entremos, no quiero que te enfermes- Me levanto del suelo, y con cuidado doblo la manta.
- No quiero irme! Necesito mas tiempo a tu lado, una tarde no es suficiente, se agotaran mis reservas de ti! - Masculle eso tan alto, que agradecía estar en el medio del campo, podría jurar que hasta mi madre lo oiría.
- Lo se, lo se, para mi tampoco es suficiente, y créeme que yo necesito mas reservas que tu, pero tengo que llevarte de regreso, no quiero que tus padres piensen que nunca mas veras la luz del sol- Tan pronto como terminó de pronunciar sus palabras, clave la mirada en sus fervientes ojos.
- No me importaría alejarme de la luz y no ver nunca mas el sol si tu estas a mi lado!-
- Pues entonces gracias, me ahorraras el trabajo de conseguirte un amuleto- Me dedico una media sonrisa, dejando al descubierto un perfecto colmillo blanco.
- Eso no es justo, si yo no tengo amuleto, te quitare el tuyo, así podremos vivir los dos en las penumbras- Era increíble como su estado de humor aun permanecía, pensé que mi broma lo enojaría, por el contrario, lo animo mas.
- Pues si eso es lo que quieres, ya alquile una mansión vieja en la cima de una montaña y mande a realizar un ataúd de dos plazas. Quise conseguir un somier, pero estaban de oferta en tuataud.com y creo que se los llevaron todos, lo siento amor- Me guiño un ojo
- No te preocupes, me conformo con la madera barnizada, es muy artesanal- No tuve tiempo de terminar la oración, ya que me encontraba alzada en el aire. No le costo mucho llevarme, al parecer encontraba gracioso que mis piernas vallan por delante, y mi torso cuelgue por detrás de sus brazos.
- Podría acostumbrarme a este medio de transporte, es muy rápido y eficaz- Le bese la parte posterior del cuello, ya que allí se encontraba mi cabeza
- Si cariño, pero hazme un favor...y...baja un poco de...peso- Resoplo agotado, casi sin aliento, y luego beso mi espalda. Sabia que estaba bromeando, si quisiera, podría llevarme con una sola mano, el era súper fuerte...
Bingo! Aquella escena me recordó algo, ya tenía mi siguiente interrogante.
- Amor, ¿Puedo preguntarte algo?-
- Si cariño, lo que desees, vienes haciéndolo desde el mediodía, y debo confesarte que estaba extrañando sentirme en un interrogatorio policial- Para cuando quise darme cuenta, habíamos travesado el ventanal de la cocina, y me había sentado en un pequeño sillón que estaba en la sala de estar de la cabaña. A lo que no me acostumbraría, es a cambiar de escenario tan rápido...
- A lo mejor puede sonarte tonto, pero... ¿Tienes poderes, o algo parecido?
- No lo se amor- Su respuesta me dejo en la nebulosa.
- ¿Como que no lo sabes? Amor, no comprendo...
- Es solo que, no se si puedo denominarlo poder, yo lo relaciono mas como una especie de "don", un sexto sentido. Son como fuertes presentimientos de que algo va a ocurrir, generalmente me indican que mi vida corre peligro, o que algo cambiara de sentido. Es como si tuviese un detector de amenazas, o algo parecido.- Sonaba confundido, como si no supiera lo que quería decir.- Así fue como apareciste tu...
- ¿Yo?- Para ese entonces, había dejado de lado la confusión para sentirme verdaderamente molesta.- ¡¿Es que acaso eso soy para ti!, una amenaza?!
- No Bella, mi amor, eres lo mejor que ha podido pasarme nunca, no eres ninguna amenaza, aunque yo no se si puedo decir lo mismo para ti...
-Eso es mentira, hemos estado tiempo juntos, solos, y nada ha pasado! Puedes controlarte, me has alejado de ti miles de veces cuando crees que corría peligro, confió en ti, es que acaso no lo entiendes!
- Eso es porque estoy conciente de poder controlarme, ¿Que pasa si en algún momento pierdo el control? ¿Podrías decir lo mismo?- Sonaba triste, como si no confiara en el mismo.
- No entiendo...amor me estas mareando, si no soy una amenaza en tu vida, porque dijiste...-
- Bella, nunca dije que lo fueras, ¿No me oíste cuando dije que las cosas podrían cambiar, que mi vida cambia, que gira en otro sentido? Eso era lo que percibía.-
- Entonces realmente me estas mareando...-
- Si alguna vez me dejaras terminar, comprenderías mucho mas fácil- Tenia razón, no era la primera vez que me pasaba.- Mi vida era una monotonía, no encontraba en ella razones para vivir, para continuar. Cuando descubrí este don, lo usaba en mi contra, si me indicaba que mi vida corría peligro, tan solo lo seguía, para poder lograr acabarme de una vez por todas, para poder matarme...-
- ¿Para eso viniste a mi entonces, para matarte?- Hizo caso omiso a mi interrupción, y continuo con su monologo.
- Hasta que un día, hace casi 18 años, una presencia inundo mi mente, no podía controlarla, era demasiado fuerte para mí, nunca había sentido algo así en mis tantos años de vida. Era tan fuerte que mi vista se nublaba y me obnubilaba los sentidos, me dejaba indefenso ante el mundo. Sentía como mis venas ardían por dentro, tenia sed, pero no podía saciarla por mas que dejara vacío el mundo, sentía que mi mente iba a estallar, no podía soportarlo- No pude evitar sentir como su cuerpo se tensaba, tomo aire y trago lo bastante fuerte como para olvidarse de la sed, que supuse que el recuerdo le había traído- Solo había una manera de deshacerme de esta presencia, tenia que descubrir su punto de origen-
- No entiendo que tengo que ver yo en todo esto, hace 18 años, yo ni estaba en los planes de mis padres-
- Te equivocas amor, aunque no lo creas, eras mas fuerte de lo que piensas- Me beso la frente y enrosco uno de sus gélidos brazos sobre mi cintura, acercándome mas a el. - Cuando me di cuenta de como funcionaba mi mente, me resulto mas fácil seguir la pista. A medida que seguía el camino correcto, mi mente iba perdiendo la presión, y mi visión volvía a tornarse perfecta, cuando escogía el camino equivocado, quedaba ciego de sentidos, y peor aun, ciego de mi vista, no era nada sin ella. Así se hizo mucho más sencillo encontrar mi objetivo-
Me acerque a su rostro, respiraba agitadamente, y con una de mis manos, hirviendo a causa de la fuerza con la cual latía mi corazón, le tape los ojos. AL principio se sobresalto, pero luego sus músculos se relajaron. Retire la mano de sus perfectos ojos, para que viera que todo estaba bien, lo mire fijo y volví a censurar sus pupilas. Esta vez permaneció tranquilo, por lo que aproveché el momento de confianza y me incline hacia delante, quedando casi a un centímetro de su perfecto rostro. Con sus manos tomo el mío, era increíble como quería tener el control de todo, aun así no me molesto, así le daría mas seguridad, pues estaba ciego completamente. Me fui acercando a su boca y rose sus labios con los míos, pero casi instintivamente sus músculos se tensaron y su labio superior se frunció hacia arriba, dejando al aire libre sus perfectos y afilados colmillos, debía confesar, tenia miedo. Se inclino hacia mí, dejándome atrapada entre sus brazos y el sillón, estaba inmovilizada. Busco el hueco de mi garganta para acomodar su boca en el, pero luego, me tomo entre los brazos y me arrojo lo mas cuidadosamente posible al suelo. No fue doloroso, ya que no me encontraba a mucha altura. Cuando me acomode en el suelo, puse verlo sentado con la cabeza entre las rodillas, temblando. Me levante torpemente y me senté a su lado, coloque mi mano en su cabello, y con la otra le levante la barbilla.
- Amor, ¿Estas bien?- Era lo único que podía pronunciar en ese estado.
- Si yo estoy bien, acaso estas loca! Casi te mato Soledad! No debiste haber echo eso nunca!- Estaba enojado, pues nunca me llamaba por mi verdadero nombre. Entendí la indirecta y me levante del sillón, dispuesta a salir de allí.
- Lo...siento, amor, perdóname...En verdad lo siento mucho- Me di media vuelta y me encamine hacia la puerta. Escuche como se levantaba del sofá y me seguía. Me tomo de un brazo, y espero al ver mi respuesta, no pude contenerme y lo abrace tan fuerte como pude.- Lo siento, de veras lo siento-
- Amor, no tengo que perdonarte nada, tu tienes que hacerlo, debo suplicarte que lo hagas, aunque si no lo deseas, lo entenderé- Se soltó de mi abrazo, y se encamino él hacia la puerta.
- No te vallas, quédate conmigo, te perdono, aunque no debas pedirme perdón- Se dio la vuelta y enfrento mi mirada.
- Fui un monstruo...- No lo deje terminar, me colgué de su cuello y le susurre al oído.
- Por mas que lo creas, nunca serás un monstruo- Se relajo, cedió ante mis palabras, y me abrazo. Me alzo en sus brazos y nos sentamos nuevamente en el sillón.
- Hagamos de cuenta que nada paso, solo será un mal recuerdo en mi mente humana, te apuesto lo que quieras a que mañana me lo olvidare-
- Tú lo harás, yo nunca podré borrarlo de mi mente...- Bajo la mirada, y siguió hablando. - ¿Porque no te has ido, porque sigues aquí, y no huyes pidiendo ayuda? ¿Es que acaso no me temes?
- ¿Porque debería? Te amo, mas de lo que piensas, y nada me alejara de ti, todos cometemos errores...-
- Pero mi error casi te cuesta la vida-
- Pero nada paso, ahora por favor continua, quiero saber el fin de la historia- Beso mi frente y se apoyó en mi pecho, allí se quedo un buen rato, hasta que algo lo sobresalto. Un sonido provenía del interior de mi bolso, mi celular. Creí que era mi madre, suplicándome que volviera, me luego entendí que me equivoque.
- Hola-
- Bella por favor ven pronto te necesito- Era Alice, y sonaba verdaderamente desesperada.
- Al, que paso? estás bien?-
- Si lo estoy, pero necesito que vengas urgente, por favor, llame tu casa y tu madre dijo que estabas con Ed, por favor dile que te traiga a mi casa, es urgente- Luego de eso, me quede conversando con el sonido de fondo. Mire a Edward y el entendió lo que había sucedido. Me abrazo por última vez, y me llevo hasta su auto, colgando de su cuello, como tanto me encantaba.
jueves, 2 de abril de 2009
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